En el día de ayer 20 de septiembre la Hermandad de las Penas obtuvo las indulgencias plenarias con motivo del Año Jubilar por el 50 aniversario de la Coronación canónica de la Esperanza Macarena. En una tarde noche llena de emotivos actos se reunieron entorno a la convocatoria realizada por nuestra Hermandad multitud de hermanos que quisieron con su presencia representar a la Hermandad de las Penas y obtener en su nombre las indulgencias plenarias en su nombre y el de todos aquellos hermanos que por motivos de enfermedad no puedieran asistir.
Comenzó la jornada con la visita al excepcional museo, donde pudimos conocer algo más de la historia y el patrimonio de esta rica hermandad, tanto en enseres como en vivencias y sobre todo en acción social. Bajo la acogida y explicaciones del Fiscal de la Junta de Gobierno de la Hdad. de la Macarena y el presidente del Grupo Joven contemplamos un fragmento de lo que cada madrugada del Viernes Santo podemos vivir.
Seguidamente fuimos recibidos por el Hermano Mayor, D. Manuel García García, y otros miembros de la Junta de Gobierno, quienes nos acompañaron en la celebración de la Santa Misa, la cual fue oficiada por N.H.Rvdo.P.D. Manuel Ruiz Martín, Director Espiritual, asistido por N.H.D. Alberto Álvarez Pérez, diácono de San Vicente. Reseñar que en la homilía D. Manuel explicó el sentido de ganar el Jubileo y el hacerlo además en nombre de todos los hermanos enfermos e impedidos. Durante la comunión sonaron los acordes de la marcha Jesús de las Penas. Tras el rezo a Nuestra Señora de la Esperanza la Hermandad de la Macarena hizo entrega del pergamino acreditativo del peregrinaje de la Hermandad de las Penas (primera hermandad de penitencia que lo hace en este año jubilar), siendo correspondido por la entrega de un cuadro de nuestros Amantísimos Titulares recordatorio de la visita con motivo de este Año Jubilar. Recordar que Las Penas visitó hace 50 años igualmente a la Macarena con motivo de la Coronación Canónica, entregando en esa ocasión una vela en recuerdo de la misma.
Para finalizar tuvimos el inmenso privilegio de subir todos los hermanos al camarín de la Esperanza Macarena y rezar allí por los hermanos difuntos de ambas hermanadades. Destacar que en esta ocasión pudimos adentrarnos en el interior del camarían hasta la cercanía inmediata de la Señora de San Gil, donde se vivieron momentos de enorme emoción recordando a aquellos hermanos que ya no nos acompañan, ofreciendo a la Virgen a los hermanos más pequeños, y sintiendo el mismo aliento de la Madre de Dios frente a frente mientras rezábamos a sus plantas.
Agradecemos desde estas líneas a la Hermandad de la Macarena las gracias concedidas y el trato dispensado por los oficiales y hermanos que nos atendieron, y también a todos los hermanos de las Penas que asistieron y contribuyeron a engrandecer un poco más la historia de nuestra querida Hermandad, por y para sus hermanos y por todos los enfermos e impedidos que no pueden disfrutar de la presencia cercana de la Imagen de la Madre de Dios.